ElBaldón: El circo en el Tec
Por José Miguel Cobián
Pregunté qué pasó en el Tec de Monterrey después de la muerte de los dos estudiantes y esto fue lo que alguien que vivió lo que pasó allí me comentó:
“Ya había habido balaceras en todo Monterrey. Los alumnos ya se cuidaban para no salir en las noches. Todos, alumnos, maestros, comentaban acerca de balaceras cerca de sus casas. Había psicosis, y había que cuidarse. La gente dejó de salir en la noche, y los padres de los regios prohibieron a sus hijos salir. El jueves en la noche, este chico escuchó ruidos cercanos al tec, y reconoció ruidos de granadas y balacera, pues fue a una cuadra de la choza de residencias. Corrió por su vida, hacia el edificio tres, mientras los veladores cerraban las rejas al cuarto para la una en la mañana. El viernes temprano supieron que hubo una balacera dentro del Tec, y que supuestamente habían matado a dos sicarios que traían armas largas. Esto mismo lo comentó el propio rector del Tec. Muchos jóvenes no fueron a clases el viernes, pues sus padres lo impidieron. El domingo siguiente la mamá de uno de los chicos asesinados exigió que se limpiara el nombre de su hijo, a quien encontró después de notar su desaparición. Mediante fotos reconoció a su hijo muerto, y no aceptaba la versión de que era sicario. El rector se comprometió a limpiar el nombre de su hijo, e incluso realizar una ceremonia luctuosa, acusando a la Pgj del estado de la versión equivocada de los sicarios. El lunes pusieron un área para realizar un homenaje a los chicos muertos con su biografía, mostrando que en realidad eran estudiantes de alto rendimiento con becas de excelencia. La ceremonia del martes inició a la una de la tarde. Montaron una lona, un estrado y las fotos de los asesinados. Asistió la mamá del de Saltillo y familiares del otro. Comenzó hablando la presidenta de las sociedades de alumnos, consternada y congruente. Habló el rector del campus de Monterrey, de apellido Bustani, y se le olvidó el nombre de uno de los chicos muertos, lo que causó indignación entre algunos asistentes. Al final comenzó a dar su discurso el rector de todos los tecs, y de repente pidió que esto lo dejaran atrás, y prometió que nadie ni gobernador ni presidente de la república resolverán los problemas del Tec, y pidió que todo mundo continuara con su vida. Estaba presente la sra. Margarita Zavala, y antes de terminar el rector, una señora gritó “viva México”, como si fuera acto político.
Preguntando porque fue un circo, me comenta que para entrar hubo hasta perros buscando armas, seguridad absoluta porque estaría presente la Sra. Presidenta. Primero hablaron de los niños pues la ceremonia fue en su honor, y luego aplaudieron la idea de dejar todo atrás, mientras los familiares lloraban, pues seguro ellos no podrían dejar atrás el recuerdo del par de estudiantes. Margarita Zavala recibiendo peticiones y firmando de recibido oficios, como en cualquier tipo de acto político, y los difuntos dejaron de ser importantes, porque había medios de comunicación, cuatro televisoras, medios escritos, etc.
Días después Rangel se disculpó por el discurso de la ceremonia luctuosa durante la presentación del informe de lo ocurrido. Cuidó al ITESM antes que nada, preocupado porque comenzaron a darse de baja alumnos. Prometió explicar lo que los chicos habían hecho cada minuto los jóvenes muertos, pues los voceros del gobierno decían que se habían bajado de la camioneta de los sicarios, y demostró que jamás estuvieron en contacto con los sicarios. Porque el gobierno se justificaba diciendo que si algún ciudadano portaba armas, entonces el ejército tenía derecho a disparar a los chicos. En el video del cual no sacaron copia, aparecían personas pero no era posible identificarlas, y desgraciadamente habían entregado el video a las autoridades. Sin embargo al dar seguimiento de sus movimientos minuto a minuto, resultaba imposible que hubieran tenido contacto con los sicarios. La broma que realizó el rector fue así: “Si los chicos eran Rambo, entonces era la única posibilidad de que en menos de cinco minutos se hubieran cambiado de ropa y adquirido armas para poder realizar los actos de los que se les acusaba”. Le habló al Rector el propio presidente Calderón y el secretario de Gobernación, seguramente para pedirle que no acusara de manera inmediata al ejército del asesinato de los chicos. Pues le pidieron decir y opinar cosas con las que no estaba de acuerdo.
Los militares les quitaron sus tarjetas de identificación a los alumnos masacrados, con la cara desfigurada, y por eso no pudieron identificarlos de inmediato como alumnos del Tec. Prometió solicitar al gobierno federal que no hubiera tiroteos cerca de las instalaciones estudiantiles.”
Usted amable lector ya sabe lo que pasó. Sólo falta que las autoridades federales lo reconozcan y tomen medidas para castigar a los responsables y evitar que continúe la impunidad con la que actúan las fuerzas del orden en este país. El presidente Calderón debe entender que no puede darle licencia para matar a las fuerzas armadas, pues éstas deben sujetarse al imperio de la ley, y sobre todo deben de proteger a los civiles y también a los detenidos, en lugar de torturarlos y asesinarlos. Urge un cambio en la estrategia contra el crimen, pues no podemos continuar con este brutal derramamiento de sangre tanto de fuerzas armadas, criminales y sobre todo ciudadanos comunes y corrientes. A fin de cuentas todos somos mexicanos, y a todos debe de proteger en sus derechos la autoridad.
www.josecobian.blogspot.com miguelcobian@gmail.com
“Ya había habido balaceras en todo Monterrey. Los alumnos ya se cuidaban para no salir en las noches. Todos, alumnos, maestros, comentaban acerca de balaceras cerca de sus casas. Había psicosis, y había que cuidarse. La gente dejó de salir en la noche, y los padres de los regios prohibieron a sus hijos salir. El jueves en la noche, este chico escuchó ruidos cercanos al tec, y reconoció ruidos de granadas y balacera, pues fue a una cuadra de la choza de residencias. Corrió por su vida, hacia el edificio tres, mientras los veladores cerraban las rejas al cuarto para la una en la mañana. El viernes temprano supieron que hubo una balacera dentro del Tec, y que supuestamente habían matado a dos sicarios que traían armas largas. Esto mismo lo comentó el propio rector del Tec. Muchos jóvenes no fueron a clases el viernes, pues sus padres lo impidieron. El domingo siguiente la mamá de uno de los chicos asesinados exigió que se limpiara el nombre de su hijo, a quien encontró después de notar su desaparición. Mediante fotos reconoció a su hijo muerto, y no aceptaba la versión de que era sicario. El rector se comprometió a limpiar el nombre de su hijo, e incluso realizar una ceremonia luctuosa, acusando a la Pgj del estado de la versión equivocada de los sicarios. El lunes pusieron un área para realizar un homenaje a los chicos muertos con su biografía, mostrando que en realidad eran estudiantes de alto rendimiento con becas de excelencia. La ceremonia del martes inició a la una de la tarde. Montaron una lona, un estrado y las fotos de los asesinados. Asistió la mamá del de Saltillo y familiares del otro. Comenzó hablando la presidenta de las sociedades de alumnos, consternada y congruente. Habló el rector del campus de Monterrey, de apellido Bustani, y se le olvidó el nombre de uno de los chicos muertos, lo que causó indignación entre algunos asistentes. Al final comenzó a dar su discurso el rector de todos los tecs, y de repente pidió que esto lo dejaran atrás, y prometió que nadie ni gobernador ni presidente de la república resolverán los problemas del Tec, y pidió que todo mundo continuara con su vida. Estaba presente la sra. Margarita Zavala, y antes de terminar el rector, una señora gritó “viva México”, como si fuera acto político.
Preguntando porque fue un circo, me comenta que para entrar hubo hasta perros buscando armas, seguridad absoluta porque estaría presente la Sra. Presidenta. Primero hablaron de los niños pues la ceremonia fue en su honor, y luego aplaudieron la idea de dejar todo atrás, mientras los familiares lloraban, pues seguro ellos no podrían dejar atrás el recuerdo del par de estudiantes. Margarita Zavala recibiendo peticiones y firmando de recibido oficios, como en cualquier tipo de acto político, y los difuntos dejaron de ser importantes, porque había medios de comunicación, cuatro televisoras, medios escritos, etc.
Días después Rangel se disculpó por el discurso de la ceremonia luctuosa durante la presentación del informe de lo ocurrido. Cuidó al ITESM antes que nada, preocupado porque comenzaron a darse de baja alumnos. Prometió explicar lo que los chicos habían hecho cada minuto los jóvenes muertos, pues los voceros del gobierno decían que se habían bajado de la camioneta de los sicarios, y demostró que jamás estuvieron en contacto con los sicarios. Porque el gobierno se justificaba diciendo que si algún ciudadano portaba armas, entonces el ejército tenía derecho a disparar a los chicos. En el video del cual no sacaron copia, aparecían personas pero no era posible identificarlas, y desgraciadamente habían entregado el video a las autoridades. Sin embargo al dar seguimiento de sus movimientos minuto a minuto, resultaba imposible que hubieran tenido contacto con los sicarios. La broma que realizó el rector fue así: “Si los chicos eran Rambo, entonces era la única posibilidad de que en menos de cinco minutos se hubieran cambiado de ropa y adquirido armas para poder realizar los actos de los que se les acusaba”. Le habló al Rector el propio presidente Calderón y el secretario de Gobernación, seguramente para pedirle que no acusara de manera inmediata al ejército del asesinato de los chicos. Pues le pidieron decir y opinar cosas con las que no estaba de acuerdo.
Los militares les quitaron sus tarjetas de identificación a los alumnos masacrados, con la cara desfigurada, y por eso no pudieron identificarlos de inmediato como alumnos del Tec. Prometió solicitar al gobierno federal que no hubiera tiroteos cerca de las instalaciones estudiantiles.”
Usted amable lector ya sabe lo que pasó. Sólo falta que las autoridades federales lo reconozcan y tomen medidas para castigar a los responsables y evitar que continúe la impunidad con la que actúan las fuerzas del orden en este país. El presidente Calderón debe entender que no puede darle licencia para matar a las fuerzas armadas, pues éstas deben sujetarse al imperio de la ley, y sobre todo deben de proteger a los civiles y también a los detenidos, en lugar de torturarlos y asesinarlos. Urge un cambio en la estrategia contra el crimen, pues no podemos continuar con este brutal derramamiento de sangre tanto de fuerzas armadas, criminales y sobre todo ciudadanos comunes y corrientes. A fin de cuentas todos somos mexicanos, y a todos debe de proteger en sus derechos la autoridad.
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