Casa veracruz, por Karime Macías
Es como si los Dioses del Tajín nos guiñaran el ojo, recordándonos que nos llevan siempre agarrados de la mano.
( Karime Macías de Duarte | Veracruz, Ver., 21 de marzo de 2013 )
Quién piense que Cumbre Tajín es solo un festival musical se está perdiendo la mejor parte. Cumbre Tajín siempre ha estado rodeado de magia.
Todos los años los totonacas dedican el Festival Cumbre Tajín a celebrar un tema en particular. Hace un año los Abuelos decidieron enfocar esta edición 2013 al“Renacimiento del Ser”.
El mes de marzo está estrechamente relacionado con volver a nacer. El retorno de la primavera es para los totonacas un recordatorio de que un ciclo se ha cumplido y de que hay flores por venir.
Es, sin duda, un mes especial pues muchas cosas suceden durante marzo en el Totonacapan.
El primer viernes del mes está guardado para invocar a las deidades terrenales, para pedir protección sagrada y rogar por la bendición de los lugares que cobijan la vida: el hogar, el bosque, los ríos y las montañas.
Es costumbre que el 13 de marzo se celebra el Nitlán, la Ceremonia de la Corona de Espinas, que con símbolos prehispánicos y cristianos invoca la protección y los dones de los Dioses. Coincidiendo, porque así lo quiso el destino, con la elección del nuevo Papa, Francisco.
El 16 de marzo es el Liltlán, la Ceremonia de Permiso en donde se agradece la llegada de la nueva estación y los Abuelos piden permiso para realizar el festival.
San José es el patrono del Kantiyán, la casa del Consejo de Abuelos, así que el 19 de marzo se le honra con rezos y cantos, recordándolo como hombre de fe, padre ejemplar y persona de confianza, con la aspiración de seguir su ejemplo.
Todo lo anterior representa rituales en donde se heredan ceremonias pero también se preservan misterios.
Gran parte del encanto y de la magia de Cumbre Tajín es la fe que los totonacas le imprimen a los ritos en donde invocan la sabiduría divina que siempre se hace presente de una forma u otra. Prueba de ello es que el tema elegido desde hace un año para 2013 empata con la sensación que flota en el aire de que estamos reiniciando el camino.
Un nuevo Papa para los católicos, un nuevo Presidente para México, una nueva primavera para todos, un nuevo comienzo para el mundo.
La coincidencia del tema elegido hace tiempo por los Abuelos con los acontecimientos mundiales actuales me hace pensar en la magia que expide la cultura totonaca.
Es como si los Dioses del Tajín nos guiñaran el ojo, recordándonos que nos llevan siempre agarrados de la mano.
