Por:
José Miguel Cobián
En cuanto a los créditos bancarios el
problema es complejo y su solución se está buscando desde hace varios sexenios,
sin que a la fecha, el gobierno haya intentado resolverlos de fondo, y sin que
los bancos se interesen en convertir al crédito en un motor de crecimiento.
A raíz de la crisis del FOBAPROA en el
sexenio de Zedillo, los bancos se volvieron muy temerosos para otorgar créditos
a la inversión, y encontraron que el financiamiento al gobierno federal vía la
adquisición de papeles de deuda gubernamental resultaba mucho más atractivo por
su seguridad. Como negocio adicional
observaron que los créditos a consumo generaban utilidades brutales pues
reciben recursos del gran público ahorrador al que le pagan tasas similares a
la inflación del orden del 3 al 5%, mientras que cuando otorgan el crédito al
consumo vía tarjetas de crédito, el interés que cobran va del 30 al 100% según
el tipo de tarjeta, y según el acreditado pague puntualmente o se le acumule a
su deuda el valor de los intereses, lo cual por cierto de acuerdo a algunos
criterios de juristas configura el anatocismo, es decir cobrar intereses sobre
intereses.
Cita sobre anatocismo en la sagrada Wikipedia,
próxima a convertirse en la enciclopedia intergaláctica.
¨El anatocismo es la acción de cobrar intereses
sobre los intereses de mora derivados del no pago de un préstamo, también conocido
como capitalización de los intereses.
Generalmente, cuando se efectúa un préstamo j, se determina una
cuota mensual a pagar que es la suma de:
·
una cantidad que amortiza
el capital prestado;
·
los intereses generados
por ese período de tiempo.
Por tanto, el anatocismo consiste en que a la
persona que no pague la totalidad o una parte de la cuota que le correspondía
para un período determinado, el monto dejado de pagar se le sumará al capital
prestado, y por ende pasará a formar parte del monto al cual se le calcularán
los nuevos intereses.
Al cargar intereses sobre intereses los bancos obtienen un beneficio
de interés compuesto, que literalmente saquea la economía de aquél que cae en
sus garras, y si a ello le añades el elevado costo de los intereses, se
entiende que en México los bancos internacionales tengan las mayores ganancias
de todas sus sucursales en el mundo.
En la última convención bancaria realizada apenas hace un mes en
Acapulco, el gobierno federal vía Luis Videgaray le dijo a los bancos, que ya
modificaron todas las leyes que ellos habían pedido que cambiaran, para lograr
que los créditos fueran cobrados con mayor facilidad, o en su caso, poder
apoderarse de las garantías otorgadas, cuando los créditos no se pagaran en
tiempo y forma… Y ahora faltaba la otra parte del acuerdo, es decir que los
bancos comiencen a otorgar créditos para inversión y no sólo en tarjetas de
crédito (que han tenido un crecimiento exponencial), y dejen de invertir en
valores gubernamentales.
El ciclo económico que estimula el crecimiento del Producto
Interno Bruto comienza por el ahorro de los ciudadanos o las empresas, el
intermediario bancario que debe de pagar tasas reales (por encima de la
inflación) –cosa que en México no sucede-, y los préstamos, ya sea para consumo
o para inversión. Cuando los préstamos
son al consumo, la economía no crece lo suficiente. Cuando el crédito se otorga
a la inversión, la economía tiene bases firmes para crecer.
Los bancos no tienen incentivos para prestar a la inversión,
pues las tasas de interés tienen que ser lo suficientemente bajas, para que el
retorno de la inversión sea lo suficientemente grande para pagar los intereses,
pagar el capital y generar utilidades al inversionista. Si tu fueras un director de un banco y
tuvieras que escoger entre prestar a un particular vía su tarjeta de crédito y
cobrarle intereses del 64% anual, o prestarle a un empresario al 10% anual, ¿a
quien le prestas?
Allí está el quid del asunto.
El gobierno federal debe de intervenir legislando respecto de que
porcentaje de la captación bancaria (vía ahorro) puede un banco invertir en
valores gubernamentales, que porcentaje máximo ir a créditos al consumo y que
porcentaje mínimo debe e ir a créditos a la inversión. Y no sólo eso, hay un santo grial que no ha
sido tocado por la legislación: el máximo de tasas de interés… Es ridículo y hasta inmoral el que al
ahorrador le paguen una tasa del 4% y cobren una tasa del 82% al
tarjetahabiente, con una inflación del 4.5% anual.
En primer lugar, no hay estímulo al ahorro, si cada año lo
ahorrado pierde poder adquisitivo. Es
decir, se debe legislar para que a los ahorradores se les pague una tasa de
interés real, (por encima de la inflación) para generar un verdadero estímulo
al ahorro. Por otra parte, se debe
legislar para que una vez determinados los gastos administrativos de los
bancos, el margen de ganancia no sea tan brutal, y se cobren tasas competitivas
a nivel mundial, tanto a la inversión como al gasto.
Por ejemplo, un banco que en su país de origen cobra como tasa
máxima a un inversionista el 8% en México no debe de cobrar el 16%. Y si allá cobra como máximo a sus
tarjetahabientes un 22%, aquí no debe de cobrar el 80%.
Si consideramos que la riqueza que produce el país es limitada,
y si algunos actores económicos se llevan rebanadas muy grandes del paste, esto
implica que el resto del país, el resto de la economía tendrá acceso a
rebanadas más pequeñas. Es decir, la riqueza se distribuye mal, y el sector
productivo en lugar de crecer a ritmos normales, ve frenado su crecimiento pues
la generación de utilidades es menor, ya que la mayoría de dichas utilidades se
las lleva el oligopolio bancario. El
gobierno a partir del FOBAPROA protegió a los bancos para que se capitalizaran
de nuevo, pero el esquema ya raya en un saqueo a la nación y ahora hay que
revertir esa protección hacia los usuarios del sistema bancario.
En cuanto a los créditos a la inversión, el gobierno es
totalmente ineficiente. Normalmente actúa como banco de segundo piso para
efectos de los fondos presupuestados, lo cual implica que requiere del sistema
bancario nacional para colocar dichos créditos. Pero, los bancos nacionales al
asumir parte del riesgo del crédito, y aprovechando que ellos son los que
colocan esos fondos los encarecen.
Adicionalmente cada banco no tiene estímulo para otorgar dichos
préstamos de fondos federales, ya que su ganancia es mínima, mientras que
otorgar créditos con sus propios recursos le deja mucha mayor utilidad. Así, los fondos federales no llegan a quien
tienen que llegar, por dos razones básicas, la gente desconoce su existencia, y
los bancos no tienen interés en promoverlos.
Además en el caso de la burocracia, ésta mal capacitada para
informar a los interesados, y éstos fondos en muchas ocasiones se utilizan para
otorgar préstamos a empresas consentidas del sistema, en lugar de cumplir el
propósito para el cual fueron creados. Y como ejemplo podemos citar que en 2013
a Hewlett Packard de Jalisco le otorgaron créditos por casi 900 millones de
pesos de un fondo destinado a mipymes.
Se debe legislar en varios sentidos:
-Sancionar a los bancos que no coloquen el monto asignado de
recursos para mipymes en empresas grandes, o en financiamiento gubernamental.
-Establecer límites máximos de tasas de interés a cobrar, mucho
más bajos que los actuales.
-Establecer un mínimo de porcentaje de captación que deba
prestarse para inversión
- Sancionar a las entidades públicas que no coloquen
directamente el fondo asignado a cada área de fomento establecida en el
presupuesto.
- Vigilar que los fondos lleguen a las áreas económicas a las
que fueron destinados
-Promover con cámaras y asociaciones de cada sector productivo
la existencia, vigilancia y uso de los fondos destinados a su sector.
- Conjuntamente con cámaras y asociaciones de cada sector
evaluar la efectividad de cada grupo de reglas de operación y corregir lo que
no funcione.
-Buscar que los fondos destinados a apoyar proyectos productivos
lleguen directamente sin intermediarios bancarios y de preferencia sin que
toquen las secretarias de finanzas de los estados.
-Determinar cuáles son las necesidades reales de financiamiento
y el tipo de proyectos a financiar de común acuerdo con cámaras y
asociaciones.
- Determinar la vocación económica de cada región del país a
nivel industrial, comercial agrícola, ganadero, silvícola, pesquero, etc., con
el fin de estimular y apoyar las ventajas en eficiencia de cada región,
orientando a inversionistas y productores, respetando la libertad de empresa,
pero otorgando créditos blandos y capacitación para aquéllas actividades en las
que cada microrregión tiene ventajas, con el fin de hacer más productiva la
actividad económica del país.