El
Baldón
Por
José Miguel Cobián Elías
En los próximos meses podremos ver la cancelación de la fallida
reforma educativa de Peña Nieto, desmantelada a fuerza de votos, pues el
compromiso del nuevo gobierno es borrarla del mapa. El apoyo de los maestros del país fue
integral, a favor del cambio en las urnas y posteriormente recibir a cambio la
modificación de la ley.
Durante mucho tiempo pensé que los maestros querían únicamente
conservar sus privilegios. La estrategia
de comunicación de los diversos sindicatos fue pésima mientras que la de
quienes estaban a favor de la malograda reforma educativa permeó mucho más en
las distintas capas de la sociedad.
No fue sino hasta varios meses después de aprobada la ley, que
tuve la oportunidad de platicar con un maestro bien enterado quien me explicó
que ellos no estaban en contra de mejorar la educación, sino que en esta
reforma se había disfrazado el riesgo de que cuando fueran mayores, sufrieran
despidos justificados por un jurado que los evaluara, el cual no sería digno de
confianza para los propios profesores.
Discutimos respecto a diversos temas, como la herencia de plazas,
el que un hijo sin vocación tuviera el mismo derecho que un padre o madre que
si tuvo la vocación, de estar al frente de un aula. De las diversas prestaciones a las que
tenían derecho y parecían excesivas en un México empobrecido, en fin, de todo
aquello que la propaganda oficial transmitió como negativo del momento y que
provocaba la necesaria reforma en la educación, reforma que cuando se conoció,
entendimos que fue laboral sin pensar realmente en la educación.
Hoy vemos que los diversos sindicatos magisteriales están muy bien
organizados, con integrantes dispuestos a razonar, discutir, impugnar, pelear,
discutir, cualquier cambio que se vaya a realizar a la reforma, cambio que
sabemos llegará una vez que pase el primero de diciembre. Así que podemos estar seguros que la voz de
los profesores será escuchada.
Los padres de familia han perdido el rumbo desde hace mucho
tiempo. Están más preocupados de que su hijo pase de año o saque buenas
calificaciones, que de que su hijo aprenda habilidades que le servirán en su
vida adulta. Si los padres de familia
están desorganizados, salvo las organizaciones de derecha que presumen
representar a ciertos grupos de padres, esto significa que su voz no será
escuchada con la misma intensidad que la voz del magisterio.
Los alumnos son la parte más débil del eslabón, porque ellos no
tienen voz ni voto en la próxima reforma educativa, ellos simplemente acatarán
lo que les corresponda y punto.
En el caso del gobierno, habrán de abandonarse políticas de
simulación que tanto daño le han hecho al pueblo de México. Es sabido que para reducir el índice de reprobados,
se dio la orden a los profesores de ser menos estrictos. Así hemos visto avanzar a niños y niñas de
año escolar sin tener los conocimientos mínimos para merecer estar en un grado
superior, pero eso a nadie le ha importado.
Como no ha importado que alumnos egresados de universidades no sean
capaces de expresarse de una manera coherente, ni sean capaces de comprender un
texto cuando lo leen, o tener las habilidades mínimas de conocimientos de aritmética y matemáticas
para poder enfrentar mejor los problemas de la vida cotidiana. No sólo por saber ¨hacer cuentas¨, sino
también porque el pensamiento lógico y matemático permite desarrollar otras
habilidades de pensamiento que elevan aún más la capacidad cognoscitiva de los
ciudadanos.
México es un país con un bajo nivel educativo. Y los que acceden a
educación superior no siempre tienen la capacidad para entender y comprender la
vida a la que deben enfrentarse y sobre todo, superar sus retos y elevar su
nivel de vida.
La movilidad social, y el bienestar de los ciudadanos está
relacionado con un mayor nivel educativo, no sólo en papel, sino con las
capacidades propias de dicho nivel educativo.
Con esto quiero decir, que para elevar su nivel de vida, y poder salir
de la pobreza, los niños y jóvenes tendrán que recibir una mejor educación.
Mucho mejor que la que recibieron sus hermanos mayores que ya salieron del
sistema educativo y muchísimo mejor que la que recibieron sus padres.
México compite a nivel mundial.
México está muy rezagado a nivel mundial. Un joven que termina sexto de primaria o
tercero de secundaria o tercero de preparatoria e incluso una carrera
profesional en México, comparado con un joven egresado de Corea del Sur, Japón
o Finlandia, (por poner tres ejemplos) simplemente no puede competir. El mexicano queda muy por debajo en
cualquier prueba que le pongan, salvo quizá el ingenio innato del mexicano que
tiene que usar todos los días para sobrevivir en un ambiente hostil como el nuestro.
Cuando el nuevo gobierno analice la reforma educativa, en caso de
tener verdadero interés en mejorar la educación de los mexicanos y convertirla
en un instrumento de desarrollo, tendrá que enfrentar intereses muy fuertes,
incluso de sus propios aliados, y se verá obligado a romper los paradigmas a
los que estamos acostumbrados. El
magisterio deberá iniciar una profunda transformación y sobre todo capacitación
a todos los niveles, para convertir al país en el México que merecemos todos.
Si no lo hiciera así, habrá traicionado incluso a aquéllos que se opondrán a un
proyecto verdaderamente modernizador que beneficie a todos los sectores,
magisterio, padres de familia y sobre todo a los alumnos que es con quienes
debe de haber el mayor compromiso.