El Baldón: Tonterías
pandémicas.
Por: José Miguel Cobián
André Bretón visitó
México
en 1938 y su conclusión fue la siguiente: “No intentes entender a México desde la
razón, tendrás más suerte desde lo absurdo, México es el país
más surrealista del mundo”.
Hacer un
recuento de las tonterías que hemos vivido a lo largo de estos meses de
pandemia sería en extremo exhaustivo y quizá imposible de realizar por una sola
persona. Sin embargo, conforme avanzan
los días, me convenzo que a pesar de las pifias y errores, el gobierno que
tenemos es mejor que el que merecemos los pobladores de este territorio que hoy
llamamos México. No te enojes, sigue
leyendo y al final me podrás decir si mis argumentos son válidos o no. Sólo recuerda que todos los errores del gobierno
han sido solapados y permitidos por los mexicanos. Así que preguntarte ¿Quién
es el verdadero culpable?
Circulas
por una avenida y te detiene el agente de tránsito. Te pide que te pongas cubrebocas cuando vas
manejando solo en tu propio vehículo.
Junto al lugar donde te detienen, hay ocho personas sin cubrebocas, que
no guardan la sana distancia, haciendo fila para comprar algo en la barra de la
tienda. A ellos no les dice nada la
autoridad, porque no es de su competencia lo que hagan los peatones, y tampoco
hay otra autoridad que haga algo.
Durante
meses el subsecretario de salud ha insistido en que no hay que usar cubrebocas,
a pesar de que estudios demuestran que se reduciría en un 60% el nivel de
contagios, si se usara el correcto y de la forma adecuada. El presidente López Obrador predicando con el
ejemplo, sigue sin usar cubrebocas, salvo en vuelos nacionales e
internacionales, y eso porque las regulaciones lo obligan a ello. El presidente no se hizo la prueba de COVID
por los mexicanos, se la realizó cuando tuvo que viajar a entrevistarse con el
presidente Trump.
Se han
perdido dos millones de empleos en las mini Pymes y Pymes. El gobierno más humanista del mundo (así se
autodenomina) se negó desde el principio de la epidemia a apoyar a los
asalariados. Hoy muchos mexicanos
padecen hambre debido a esa decisión.
Se cierran
calles para evitar el tránsito de vehículos, a pesar de que está comprobado que
desde tu vehículo no puedes contagiar a nadie. Se impide que viajen más de tres personas
en un vehículo particular, pero se permite que una familia de cinco o siete
personas viva en un espacio de 48 metros cuadrados, que es lo que miden las
casas de infonavit.
Se exige a
las empresas tomar la temperatura de todas las personas que asistan a sus
instalaciones. Esto a pesar de saber que los asintomáticos precisamente por no
presentar síntomas, no tienen temperatura, e incluso quien se va a enfermar
gravemente, los primeros días contagia pero no presenta un cuadro de alta
temperatura.
En un
hospital cuando detectan que un paciente contagiado de COVID pasó por
determinada zona, hacen un escándalo, cierran el área, desinfectan la
zona. Si ese mismo paciente circula por
las calles atestadas de personas, nadie, ninguna autoridad hace absolutamente
nada por evitarlo ni por proteger a los ciudadanos.
Se limpian
calles, se desinfectan espacios y vehículos. Una o dos veces a la semana. Sabemos que el virus se transmite por aire y
por contacto con superficies. Si después
de desinfectar un taxi, se sube una persona infectada, dejará la infección a
disposición de los siguientes usuarios y del chofer, hasta que pasen varios
días y se realice el siguiente proceso de desinfección. Lo mismo aplica para calles y espacios
públicos o privados.
Se establece
como norma que nadie use un transporte público de pasajeros sin usar
cubrebocas. No hay autoridad que vigile
que se cumpla la norma. Así autobuses de
pasajeros, aviones, y líneas del metro, sirven al virus para ser medios de
contagio masivo.
Todas las
medidas contra el coronavirus son opcionales para la población, que recibe
mensajes contradictorios de las distintas autoridades. Un pueblo ignorante, mal informado y que
recibe mensajes opuestos es muy difícil que comprenda las medidas para enfrentar
la pandemia.
Las
personas que hemos seguido la evolución de las pandemias en la historia,
comprendemos que lo más importante es el confinamiento. Si el virus tiene un período de vida de 28
días en un ser humano y éste no contagia a otro en esos 28 días, se rompe la
cadena de contagios. Esto significa que
en 28 días de confinamiento estricto se puede evitar la propagación del
virus. Para ello había que apoyar a los
mexicanos que viven al día don recursos económicos. El gobierno se negó a ello, y por ello es
responsable de la muerte y el dolor de tantos ciudadanos.
La única
preocupación del gobierno ha sido no saturar los hospitales. La buena nueva es que no se saturaron a la
fecha. La mala nueva, es que no se han
saturado debido a que la atención es tan mala, los recursos médicos, humanos y
materiales tan escasos, y tan pocos los médicos preparados para atender
pacientes intubados, que el 80% de éstos mueren en los hospitales públicos, en
un período no mayor a cinco días. En el
resto de los países, los espacios se saturan porque el uso de un respirador
supera los 15 días. En México el
promedio es de dos días antes de que fallezca el paciente.
El
presidente nos dijo a los mexicanos en enero, que el país estaba preparado para
enfrentar la pandemia. Hoy todavía
vemos compras de pánico del sector salud. En enero vendíamos cubrebocas a
China, en julio los compramos mucho más caros a China.
A fines
del 2019 se despidió a médicos y enfermeras del sector salud en general, porque
no tenían plaza y trabajaban por la vía de honorarios. Se decidió despedirlos para ahorrar. Hoy todavía no sabemos dónde han ido esos
ahorros, salvo reducción en la calidad de los servicios públicos,
principalmente salud, educación, seguridad y desarrollo económico. En 2020 se contrató a médicos cubanos con
sueldos muy elevados y sin conocimiento de atención en terapia intensiva con el
fin de apoyar al gobierno de Cuba, que se queda con más del 90% del salario de
sus médicos-esclavos.
En plena
pandemia, los legisladores estrella de morena, se dedican a analizar cuestiones
como el cambio de nombre de la cámara de senadores por senadoras y senadores.
Ese es el nivel de preocupación que muestran los legisladores locales y
federales. Y lo hacen así porque nadie
en los ejecutivos federal y estatales les presta la mínima atención. El poder legislativo como jamás en la
historia se ha convertido en una agencia de trámites del ejecutivo, dañando
brutalmente la democracia incipiente e imperfecta que tenemos.
En todos
los países del mundo, la epidemia se combate aislando a los infectados… Es
decir, se realizan pruebas y más pruebas, y se verifican contactos de aquellos
que resultaron positivos, para aislarlos a todos y evitar más contactos. En
México hay dinero para una refinería, una central avionera, y un tren maya,
pero no hay dinero para adquirir pruebas y realizarlas masivamente, cuando
menos en zonas de alto contagio, para así salvar vidas.
Estas
perlas son una pequeña muestra de las decisiones que ha tomado el gobierno
mexicano. Cada una de ellas hubiera generado una enorme protesta y un escándalo
mayúsculo en un país civilizado. En
México no pasa nada.
Por todo
lo anterior, por la absoluta ausencia de una ciudadanía crítica en el país,
creo que tenemos un mejor gobierno del que merecemos.