El Baldón: La sociedad civil desorganizada
Por: José Miguel Cobián
Una y otra vez veo y escucho a diversos grupos de ciudadanos, tratando de participar por primera vez en su vida en cuestiones políticas. Sin embargo el propio desconocimiento de sus responsabilidades ciudadanas, la nula cultura cívica y la desesperación propia de un momento en el cual la infodemia genera un desconocimiento de la realidad, lleva a un caos brutal, y con ello, las fallas normales de cualquier intento de organización dentro de la propia sociedad civil.
Los
ciudadanos desconocen totalmente las obligaciones del presidente municipal, del
diputado local, del diputado federal, del senador, del gobernador y del
presidente de la república. Al desconocerlas,
se vota por simpatía, por promesas vanas, por moda, porque se siente bien el
ciudadano perteneciendo a cierto grupo social que vota por determinado
candidato o partido. Los ciudadanos
desconocen las plataformas políticas de los partidos. Los ciudadanos gustan de recibir promesas sin
importarles si las promesas se cumplen o no.
Es más, cuando un candidato gana y no cumple sus promesas, al propio
votante ya se le olvidaron y le resulta irrelevante el cumplimiento o no de
dichas promesas. Si el ciudadano es un
poco más beligerante, no tiene la más remota idea de cómo exigir que se cumplan
las prometas de campaña. Porque incluso,
la ley no obliga a los candidatos a cumplir lo que prometen.
El
votante promedio espera escuchar promesas que le llamen la atención. Desea escuchar algo que avive su esperanza de
vivir un poco mejor, de mejorar su triste realidad, sin importar su clase
social. Y para ello aplaude y se deja convencer por promesas de sus candidatos
que en el puesto al que van a llegar no está en sus manos cumplir. Así le piden obra pública al diputado, y a
veces hasta le piden cambios de leyes al alcalde.
Resulta
terrible escuchar los análisis de los ciudadanos mal informados. Un gran éxito de muchos gobiernos y en
particular del actual ha sido el desacreditar a
los diferentes comunicadores que señalan los errores del sistema. Por poner un ejemplo, platicando con algunas
personas sobre la escases de medicamentos para niños con cáncer, su respuesta
varía desde que es un invento y que los padres que protestan están trabajando
para los opositores al régimen, o se va por el lado de que siempre ha habido
faltantes de medicamentos, por lo cual no es de extrañar que ahora haya
faltantes, sin entender la diferencia de que falte un paracetamol a que falte
un medicamento del cual depende la vida de un niño. Pero los detalles los desconocen porque se
niegan a leer o escuchar a quienes en su cerebro ya fueron denigrados y
denostados por la manipulación política. Así, en lugar de analizar el mensaje
se rechaza al mensajero. Te pongo dos
ejemplos, si escuchas a Loret ni por error perderías el tiempo para escuchar a
Lord Molécula, o viceversa.
Así,
pasamos de una sociedad muy poco informada y sin capacidad para comprender sus
procesos electorales, a una sociedad que recibe la información que decide
recibir. Los algoritmos de las redes sociales, envían noticias y enlazan
personas que piensan exactamente lo mismo.
Es decir, cada noticia que se recibe refuerza la idea de que se tiene
razón, sin comprender la realidad, y mucho menos enterarse de la verdad, más
allá de lo que el ciudadano desea escuchar.
La
sociedad civil esta desorganizada en grado superlativo. La izquierda que tantos logros tuvo en
gobiernos pasados, modificando leyes y presionando a transparencia en
licitaciones y en programas sociales, hoy se ha convertido en aplaudidora de un
régimen que va destruyendo poco a poco muchos de los logros de la propia
izquierda, gracias al gran simulacro que el presidente López ha manejado, en el
sentido de hacer creer que un gobierno populista de derecha es un gobierno
progresista de izquierda. Para muestra
la destrucción de la comisión nacional de derechos humanos, la falta de
transparencia y abundancia de licitaciones directas, y la destrucción de enorme
cantidad de programas sociales que no atendían a la clientela electoral del
actual gobierno.
La
derecha por el otro lado, está desesperada, ha sido informada de las
regresiones contra los avances de libertad económica ha llevado a cabo el
actual gobierno, pero también le tocan una y otra vez, fibras muy sensibles,
con información falsa, amarillista y diseñada para exacerbar el temor contra
las acciones de gobierno.
La
parte moderada de la sociedad o está desinformada y se desentiende de todo
asunto de la vida pública, o al estar informada se asusta por lo que comprende
es una destrucción deliberada de instituciones, sin que a la fecha se pueda ver
cuál es la meta a la cual desea llegar Andrés Manuel. Lo cual genera una enorme incertidumbre sobre
su propio futuro, ya que los fracasos en seguridad, economía y salud, no
generan ningún tipo de garantía de revertir la tendencia en un futuro.
Lo
más curioso es que he visto a amigos
asistir a una o varias conferencias donde claramente se explica la
función del INE, o los derechos ciudadanos, las obligaciones de los ciudadanos,
y sin embargo, a los pocos días, en cualquier comentario, demuestran que no
comprendieron absolutamente nada de lo que escucharon.
Hay
descontento y amor ciego por la política del actual régimen, sin embargo, ante
la orfandad, la falta de experiencia, porque jamás hemos sido ciudadanos, hay
una enorme desesperación por participar en la vida pública, cuando los partidos
oficiales y los partidos de oposición no permiten que los ciudadanos invadan su
monopolio de poder y de negocios. A los
partidos lo que menos les importa es México, y cada vez más, los ciudadanos lo
van comprendiendo, por eso, la sociedad civil desorganizada, lucha
enconadamente por avanzar en poco tiempo, todo lo que ha perdido en cuanto a
tiempo y conocimientos a lo largo de muchos años de apatía.
Curiosamente
los oficialistas son los que más han luchado
y hoy renuncian a su lucha por conservar la amistad con el poder.
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