El Baldón: Diálogo de sordos en todos lados.
Por: José Miguel Cobián
Las
redes sociales han logrado convertir a México en el paraíso de la postverdad,
un país en el que cada quien escucha lo que quiere escuchar, lee lo que quiere
que le digan y convive en el universo virtual únicamente con personas que
piensan como él.
Una
gran ventaja de twitter, Facebook, incluso los teléfonos inteligentes y con ellos
los sistemas de mensajería es que puedes bloquear a quien quieras sin mayor
esfuerzo que apretar una simple tecla.
Aunado a ello, en un país con el nivel de ignorancia (en todos los
estratos sociales) como México, es muy difícil que alguien se arriesgue a
argumentar algo, para defender su opinión. Así, poco a poco, las redes sociales
se convierten en tribus dónde todos piensan de manera muy similar.
Se
entiende que quien tiene algún tipo de interés económico, político o social, se
preocupe mucho por lo que opinan los demás en sus redes sociales. Pero la
mayoría de la población no tiene mayor interés, y sin embargo los pleitos en
redes son tanto o más duros que en la vida real, por opiniones, las cuales en
general no pueden sostenerse con argumentos reales.
Al
ser humano lo motivan pocas cosas, el miedo es una de las que más lo mueven, la
ambición y dicen los psicólogos conductuales que también eros tiene mucho que
ver en las motivaciones. Eros juega muy
poco en redes sociales, salvo cuando hay alguien que tenga interés sentimental
en otra persona de la misma red. Fuera
de eso, en las redes afloran los complejos, las frustraciones y también, muy de
vez en cuando muy buenos análisis y visiones de la realidad que nos permiten
ver el mundo a través de ojos inteligentes.
En
México resulta muy divertido analizar el tráfico de redes. En Twitter todo gira respecto de tener
seguidores y generar discusiones mediante hashtags que generen mucho tráfico en
un momento determinado. En Facebook,
gira en torno a tener seguidores y participación en los muros. En Instagram
seguidores. Y en whats app, la
posibilidad de que los temas se repitan para ser compartidos lo más posible.
Lo
curioso del asunto, es que las redes sociales redujeron la comunicación en
lugar de ampliarla. Ahora cada ser
humano participa en una red social a su gusto, en dónde nadie se opone a sus
comentarios, en la cual si opina distinto a la mayoría resulta apestado y en
muchas ocasiones expulsado. También
las redes y en particular los grupos de mensajería, son utilizados por espías
del gobierno para enviar reportes e información sobre lo que opinan aquéllos
que merecen ser vigilados por el gobierno municipal, estatal, federal,
inteligencia del ejército y marina, -cuando menos-, ya sea porque son
adversarios, o porque se les considera líderes de opinión, es decir,
influencers.
Una
vez que una red social se ha depurado, la participación se vuelve diálogo de
sordos, todos opinan igual, todos comparten los mismos temas y todos tratan de
convencer a todos de lo que todos ya están convencidos. Tratándose de elecciones, es más obvio y
divertido el asunto. Por ejemplo, si
estas en una red de AMLOvers, todos van a estar a favor de lo que haga el
gobierno. Si estas en una red de AMLOhaters, todos van a compartir memes,
información, artículos que estén en contra del gobierno.
Es
decir, las redes sociales ahora generan estatus cuando más se publica sobre el
mismo tema para convencer a todos los integrantes de esa red social, de algo de
lo que ya están convencidos. Por eso es un diálogo de sordos, porque a fin de
cuentas, las redes antagónicas no se comunican.
Todos
nos quejamos de la polarización de México. Acusamos, -justificadamente-, que
AMLO ha polarizado al país. Pero en
realidad, todos y cada uno de nosotros, al ser incapaz de comentar, platicar,
escuchar, entender, generar empatía con el otro que no piensa como yo, hemos
abonado en la misma polarización.
En
twitter sobre todo, las agresiones entre distintos espectros políticos,
religiosos, etc., son cada día más verbalmente (por escrito) violentas. Algunos se justifican diciendo que quienes
no opinan como ellos, los han agredido mucho y con eso justifican su nivel de
agresión actual. Olvidando lo más importante, si son pagados, no vale la pena
prestarles atención. Si no son pagados,
y son personas reales, siempre hay posibilidad de entablar un diálogo, aunque
ninguna de las dos partes convenza a la otra.
Si hay un poquito de empatía en lugar de rivalidad, seguramente habrá
puntos comunes que unan en lugar de separar y con ello reducir un poco el
ambiente de tensión y polarización que vivimos en estos aciagos momentos.
Mientras
logramos comprender al otro, mientras tratamos de ser empáticos y no tratar de
ganar todas, sino comprender la realidad del otro, nos la pasamos llenando
nuestras propias redes sociales con los mismos temas en los que todos los
miembros de esa red social estamos de acuerdo. Salvo cuando se trata de
análisis y noticias, ya que si algo bueno tienen las redes, es la posibilidad
de compartir conocimientos.
Creo
que es más importante tratar de entender la realidad y la vida de los otros,
esos que no son yo, para poder establecer un diálogo constructivo, porque la
única manera de vencer la polarización y enfrentar los retos del futuro es
juntos, olvidarse del tú y el yo, para comenzar a hablar del nosotros. Para ello hay que eliminar toda la
manipulación mediática que hemos estado absorbiendo, todos los miedos
infundados respecto al otro, al extraño, al que no piensa como yo. Porque a fin
de cuentas la agresión viene del miedo a lo que no se comprende. Viene del
miedo a lo que nos puede deparar el futuro. Viene del miedo al daño que te
pueda hacer el otro. Cuando lo conoces
superas ese miedo y comienzas a verlo como parte de tu grupo. Nosotros es la
solución para superar el tú diferente de mí
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