El Baldón. Vacunas: Urge respeto y sentido común
Por: José Miguel Cobián
En
general, quienes ocupan un puesto público se consideran a sí mismos el ombligo
del mundo. Una y otra vez los ciudadanos comunes y corrientes debemos sufrir
ese tremendo complejo de inferioridad del servidor público que aflora cuando
llega a tener algo de poder. Es una
especie de maldición a la que estamos condenados los mexicanos, ya que los
empleados públicos que realmente se preocupan por la gente, generalmente son
excluidos por ir en contra del sistema y no llegan a puestos de mando.
En
esta ocasión escribo indignado debido a la falta de respeto que sufren los
mexicanos mayores de 60 años durante el proceso de vacunación. Te platico el calvario, en principio llegan
lo más temprano posible, a una calle sin ningún tipo de protección ante
fenómenos climáticos. La inmensa mayoría no lleva silla y acaba descansando
sentado en la banqueta. Pasan horas y horas para que pueda recibir una vacuna,
a la cual previamente debió inscribirse en un portal de gobierno, y ya en el
lugar de vacunación cuando llega al inicio de la fila, todavía tiene que
responder un cuestionario de cuatro hojas, pasar un filtro sanitario de
temperatura y cuestionario médico para poder ser vacunado.
En
particular me referiré a la falta de respeto que implica la nula logística, la
austeridad mal entendida que se convierte en un mal servicio público, y en la
falta de visión de los alcaldes donde se lleva a cabo el proceso de vacunación
para aprovechar el momento y tener una atención con la población mayor de edad
que gobiernan.
Como
en el gobierno federal y estatal han demostrado no tener capacidad de
raciocinio para atender con eficacia, prontitud y respeto a los adultos
mayores, me permití hacer una propuesta, por si algún funcionario la lee y le
interesa mejorar el servicio a la población.
Usaré
como ejemplo una población objetivo de diez mil personas a vacunar en cinco
días. Dos mil diarias, en cinco puntos de vacunación, lo cual implica
cuatrocientas personas por punto de vacunación al día. Proceso que hoy suele llevar aproximadamente
siete u ocho horas.
Primero
debe de prepararse un grupo de personas para recibir a quienes van llegando,
entregando un ticket con el turno que le corresponde y la hora estimada en que
será atendido. Con ello evitamos la
molestia y humillación de estar a viento, sol y lluvia y sentados en la banqueta a todos los adultos
mayores. En un país civilizado el portal
del gobierno federal hubiera servido para eso, para citar con día y hora
específicos. En México donde el gobierno
federal contrata como programadores a sus amigos, resulta punto menos que
imposible tener un portal funcional.
En
el mismo portal deberían de estar las cuatro hojas que hoy llenan los ciervos
(no es falta de ortografía, no hacen nada, están pastando viendo el tiempo
pasar) de la nación. Para que quien se
vaya a vacunar llegue con toda su documentación lista. Para atender a 400 personas habrá 40
personas listas para revisar documentación y para ayudar a quién no tenga la
capacidad tecnológica a llenar dichos documentos. Esto genera un flujo al área de vacunación de
alrededor de 10 personas por minuto.
Habrá
también 20 médicos o enfermeras cuestionando sobre el estado de salud del
adulto mayor, para darle paso al área de vacunación previa entrevista de no más
de dos minutos, medir temperatura y verificar que el adulto mayor pueda ser
vacunado.
En
el área de vacunación habrá dos personas llenando las jeringas, dos mensajeros llevando las
jeringas a los puestos de vacunación y diez vacunadores, que únicamente aplicarán
la inyección, e indicaran a la gente que espere en el área de recuperación la
media hora obligatoria para prevenir los riesgos de una reacción secundaria
grave.
Cómo
la secretaría de salud nacional y la estatal no tienen misericordia ni respeto
por el adulto mayor, los alcaldes podrían proporcionar el personal adicional y
el apoyo logístico para que la vacunación sea rápida y expedita, logrando que
en media hora se cumplan todos los trámites burocráticos y se reciba la vacuna,
mientras que en la otra media hora sea solo de observación médica.
Hoy,
a los adultos mayores se les trata como animales, sin el mínimo respeto a su
calidad de seres humanos mayores de edad, sin cuidado se permiten
aglomeraciones afuera de los centros de vacunación, no hay una logística
razonable para todo el proceso, se abusa del personal de salud que termina
agotado, pues muy pocos tienen que atender a muchos, lo cual puede provocar
errores, y lo más importante, los valores de respeto a la dignidad humana
brillan por su ausencia.
Si
estás de acuerdo comparte a las autoridades de salud y exige respeto hoy por
los viejos, mañana por ti.
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