El Baldón:
México país primitivo e incivilizado
José Miguel
Cobián
Los sociólogos y
antropólogos están de acuerdo en cuanto a definir el primer momento en que
aparece la civilización entre los humanos, y es cuando uno comienza a ser
importante para el otro. Margaret Mead
se ha vuelto viral por haber respondido a un alumno que ¨el primer signo
de civilización en una cultura antigua es un fémur que alguien se fracturó y
luego aparece sanado¨, porque ello implica que alguien cuidó de esa persona
fracturada, le alimentó, le protegió, quizá hasta limpió y vendó la herida, hasta
que estuvo sana de nuevo y pudo continuar con su vida. En el mundo salvaje, resulta prácticamente
imposible para un animal con una pierna rota sobrevivir. Así que el cuidado de los unos por los otros,
es el símbolo que define el grado de civilización entre las distintas
sociedades humanas.
De la conclusión anterior
deriva el título que define a nuestro México como un país primitivo e
incivilizado. Este título no implica que
no exista preocupación por el ¨otro¨ en México, o que la empatía sea algo inexistente. Solo que los niveles no se comparan con
países avanzados o que llamaríamos de primer mundo, es decir mucho más
civilizados que el nuestro.
Cuando observamos a
nuestra sociedad, podemos encontrar rasgos característicos de una sociedad
primitiva. Existe un pequeño nivel de
solidaridad. Hay profesiones como la de
medicina, enfermería, protección civil, sacerdotes, psicólogos, etc., cuyos
integrantes en su mayoría, dedican su vida a servir a los demás, -con sus consabidas y conocidas excepciones-. Sin embargo, no podemos evitar señalar que
como sociedad en su conjunto, poco nos preocupa el ¨otro¨, sobre todo si ese
¨otro¨ está más allá de nuestro entorno.
Los mexicanos –salvo
honrosas excepciones-, no nos hemos preocupado por los niveles de educación
pública y privada, que han generado que el mexicano promedio posea un
coeficiente intelectual inferior a países de nivel medio como China (15 puntos
de diferencia, 85 en México, vs 100 en China), muchos se quejan de la
ignorancia de ¨los otros¨, sin sentirse responsables de haber permitido ese
nivel de raciocinio y comprensión de la realidad.
No nos hemos preocupado tampoco por los
niveles de impunidad que se viven, los cuales generan niveles de violencia
física y emocional, así como daños a la vida y al patrimonio muy superiores a
los observados en países en guerra.
Si mueren 39 migrantes
que estaban en un edificio administrado por el gobierno federal, no mostramos
indignación, salvo que así convenga a nuestros intereses políticos, a pesar de
saber que el responsable de esas muertes es el gobierno en turno.
Si mueren más de cien
personas por un incendio en Hidalgo cuando estaban robando gasolina, no hay
indignación social, a pesar de saber que Pemex pudo haber cerrado las válvulas
y el ejército pudo recibir la orden de cuidar a esos mexicanos, evitando que
continuaran delinquiendo enfrente de las autoridades.
Todos los mexicanos
sabemos que los migrantes son víctimas de tratos brutales, extorsión y
corrupción por parte de nuestras autoridades, y sin embargo, es algo que nos
tiene sin cuidado.
Tus hijos, tu familia,
pueden ser víctimas de cualquier acto criminal porque la autoridad no cumple su
parte obligatoria de nuestro contrato social, esa que la obliga a brindar
seguridad personal y jurídica a todos los mexicanos. Al contrario, la autoridad que debe
protegerte esta coludida, o cuando menos cooptada por los criminales, y a ti,
como mexicano, esta situación no te importa, salvo cuando le pasa algo grave a
algún familiar, y aun así, no te indignas en contra de quienes no cumplen su
función desde el gobierno.
Padres, madres, hijos,
esposas, esposos, todo tipo de familiares, saben perfectamente cuando alguno de
sus familiares anda ¨en malos pasos¨, y todos callan y son cómplices, y cuando
su familiar es secuestrado, asesinado, desaparecido, solo entonces viven el
duelo por la pérdida, pero ni así reaccionan para reconocer que ellos también
son culpables por no haberlo evitado.
Podría seguir ad nauseam,
pero creo que ya dejé en claro, que somos un país primitivo e incivilizado, en
el cual nos preocupa mucho nuestra comodidad, bienestar, y que no se nos
moleste por asuntos que competen a todos.
Pues nuestra apatía para actuar como ciudadanos organizados en búsqueda
y también obtención del ¨bien común¨, del ¨bien de todos¨, de una mejor vida
para TODOS los mexicanos, esa apatía demuestra nuestro nivel de civilidad, de
evolución como seres humanos, pasando de la preocupación por el ¨yo¨ a la
preocupación por el ¨nosotros¨.
Y eso que somos un país
en su mayoría católico y en su gran mayoría cristiano (considerando a los
católicos dentro de esta categoría), que supuestamente aprende desde niño a
¨amar a su prójimo¨, pero es un amor etéreo, sin consecuencias prácticas, que
evita problemas, y que se cuida a sí mismo nada más, es decir, las enseñanzas
religiosas no se perciben en los hechos.
Así que ni por evolución, ni por civilidad, ni por religión hemos podido
dejar de convertir a México en un país primitivo, abusivo, violento, donde la
ley del más fuerte, y de la conveniencia personal, están por encima de la
empatía, solidaridad y preocupación por el bien colectivo.
elbaldondecobian@gmail.com @jmcmex
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