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El Baldón: Permiso para matar

El Baldón: Permiso para matar

Por José Miguel Cobián
En nuestro país tal parece que todo mundo tiene permiso para matar. Comenzando con el ejército, aquélla organización que mi padre me enseñó a respetar desde niño, a tal grado que si veía soldados me sentía seguro y protegido por la más alta dignidad que una institución pública puede tener. Lejos quedaron aquéllos años, hoy a raíz de la enorme cantidad de muertos ¨por error¨ o ¨por sospecha¨, no me queda más que recomendar a mis hijos, ¨tengan cuidado, si ven a un grupo de soldados aléjense lo más pronto posible¨. Hoy sabemos que igual entran a un Tec de Monterrey para rematar a un par de estudiantes y borrar las pruebas de su crimen, que disparan a una familia porque tuvo la osadía de rebasarlos en la carretera. Hoy sabemos que se miente vilmente a la población para justificar uno a uno todos los abusos y atropellos de nuestras fuerzas armadas en contra de la población civil. Curiosamente de la marina armada de México, todavía no hemos sabido de esas actitudes, quizá porque allí queda algo del orgullo de ser integrante de las fuerzas armadas de este país.
Al presidente Calderón y al gabinete de seguridad en pleno hay que recordarles que todos y cada uno de los muertos que hoy rebasan los cien mil en cifras reales y los veintiocho mil en cifras oficiales, caídos en las luchas internas entre cárteles, víctimas inocentes de la sociedad civil, miembros de las fuerzas armadas y policías, todos ellos fueron en vida mexicanos. No podemos justificar tantos muertos con el pretexto de que la mayoría eran criminales, porque antes que eso, eran mexicanos y para desgracia del presidente y su gabinete, el ejecutivo federal es presidente de todos los mexicanos, incluidos los criminales. Además, a estas alturas con tanta mentira y desinformación, resulta muy difícil creer eso de que las víctimas inocentes son una minoría, cuando sabemos que si el ejército mata a alguien y se sabe, entonces lo hacen inmediatamente criminal, lo sea o no lo sea. Pasando por encima de las normas nacionales e internacionales de Derechos Humanos, que señalan que una persona por el sólo hecho de serlo, tiene derechos irrenunciables, mismos que el gobierno de México se ha comprometido a respetar, tanto en base a las leyes nacionales como a los tratados internacionales.
Vergonzoso es que incluso los recursos del plan Mérida estén retenidos ante los abusos a ojos vistos de la comunidad internacional, que nuestras fuerzas armadas realizan día con día sobre una población ya de por sí hastiada y abusada por las bandas criminales de dentro y de fuera del gobierno, y por las fallas de un mal gobierno que sólo ha traído desgracia a los mexicanos.
Lo curioso es que esta decena trágica de gobiernos de derecha nos ha traído más muertes. Tal parece que desde las alturas del poder se ha otorgado permiso para matar no sólo las vidas, sino también las esperanzas de millones de mexicanos. Hoy a cuatro años de la presidencia del empleo sabemos que hay siete millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, y que son carne de cañón de la desesperanza y el crimen organizado, pues éste es el único que les ofrece una perspectiva de vida –corta y muy riesgosa-, única opción ante un gobierno insensible ante las demandas de trabajo digno y crecimiento económico de una población inerme ante la fuerza del poder público.
Ese permiso para matar impunemente, incluye también matar el futuro de México, pues ante un desangelado festejo del pasado, por cierto también mentiroso y reescrito a modo del poderoso en turno, dejamos pendiente el futuro de nuestro país. Mientras vemos a nuestros hermanos del sur del continente avanzar hacia un futuro mejor, el nuestro está muerto por falta de visión de estado, por falta de estadistas, y sobre todo porque hasta la dignidad y el espíritu de lucha han sido asesinados desde la cúpula del poder. Hoy no hay mexicanos que sean ciudadanos, la inmensa mayoría están convertidos en súbditos sometidos a las decisiones del poder, sin el mínimo derecho a opinar ni a dirigir sus propios destinos, sin metas, sin proyectos, sin ánimo, sin futuro. Ese es el peor crimen que se ha realizado desde arriba y desde las profundidades de nuestra pirámide social.
Dicen que el hombre es lobo del hombre, hoy podemos decir que el mexicano es lobo del mexicano, ya no somos hermanos, ya no hay orgullo ni reconocimiento internacional ante la mexicanidad, en lo que nos hemos convertido es en mexicanos víctimas de mexicanos, dónde siempre gana el más fuerte, sin justicia, quizá pronto sin patria, sin futuro, y en más de cien mil casos en lo que va del sexenio, incluso sin vida.
www.josecobian.blogspot.com miguelcobian@gmail.com
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