El Baldón: La Mano Negra.
Por: José Miguel Cobián
Si a usted le interesa saber que es lo que
sucede en las mentes de los más conspicuos directores de orquesta política del
estado, entonces este artículo es para usted.
Espero lo disfrute.
Érase una vez un estado, dónde todo ya
estaba encaminado. Pronto habría
selección de nuevos gobernantes de pueblo y representantes ante los dioses del
Olimpo Xalapeño. El sombrero
seleccionador, al mejor estilo de las películas de Harry Potter ya había
decidido a que casa iría cada uno de los suspirantes. En algunos casos era la casa roja, en otros
la azul, en otros la amarilla, en algunos más, los rojos no aceptados en la
casilla roja, irían a volar con las aves.
Convenientemente algunos se movían como ciudadanos y otros más como
políticos. Resultaba interesante ver a
los rojos ahora con alas para volar, a los azules también cambiando de color.
Aquéllos que prometieron no moverse hasta terminar su actual encargo, ya
estaban brincando como chapulines… todos dispuestos a sacrificarse por el
pueblo que –según ellos-, a gritos pide
su presencia en nuevos encargos.
Y de repente, algo pasa… Una mano negra desciende desde lo alto, desde
el altiplano, con un encargo muy especial
Sacar adelante el proceso y escoger a la crema de la crema para que
represente sus colores. El sombrero
seleccionador queda fuera de uso, y ahora, es la mano que mece la cuna, esa
mano tenebrosa, representante del poder del señor oscuro, la que toma las
decisiones.
Aquéllos que estaban ya en lo alto de la
colina, dispuestos a deslizarse cómodamente hacia sus nuevos puestos,
resultaron relevados y de repente, los preferidos del señor oscuro son las
nuevas luminarias. Poco a poco, como
velas en medio de una tormenta, los suspirantes originales se fueron apagando
ante la propia opinión pública. En
algunos casos, luego de un arranque de caballo fino, se quedaron a dos pasos
del arrancadero y no dieron para más, a pesar de los pesados padrinazgos desde
el propio Olimpo veracruzano. Otros
caminaron y avanzaron como para ser los que merecidamente llevaran la estafeta,
y se vieron opacados por otros cuya única virtud es el compromiso
contraídos. Desandaron sus pasos, y
lenta pero inexorablemente se retiraron de los reflectores, para dar paso a las
nuevas estrellas, todas ellas, emisarios de la oscuridad.
Algunos que bailaban en el cielo azul,
demuestran su verdadera naturaleza, y ahora en lugar de dirigir esa orquesta,
deciden volar con nuevos, muy nuevos horizontes, recibiendo como pago por
cambiar de color, una plurinominal dentro del equipo de los plumíferos.
El amarillo mostaza, haciendo honor a su
color de excremento de bebé, se tiraron entre unos y otros esa misma
materia. Había un sector amarillo azulado,
y otro amarillo rojizo. Al parecer el
amarillo azulado se impuso desde la capital, y atenderán a sus verdaderos amos
durante el próximo proceso electoral, a pesar de su supuesta distancia
ideológica, en clara traición de sus más altos ideales.
En una noche oscura, una
mano negra, meciendo la cuna, apareció de la nada, y tumbó a muchos que se
creían inamovibles y resucitó a ciertos personajes que ya olían a cadáver, o
atrajo como moscas a la miel, a más de un miembro de la clase apática, o de los
otros colores del firmamento electoral.
Desde los 2,400 metros sobre el nivel del
mar, estarán observando con mucho cuidado si el experimentado señor oscuro
cumple su función conforme a la instrucción, que llevaba implícita la señal de
dónde ganar y dónde perder. De ello
depende una vejez tranquila en alguna embajada o la agitada vida en territorio
nacional.
Mientras tanto, el resto de los mortales,
ni cuenta nos damos de los movimientos en la oscuridad de las entrañas de los
equipos contendientes. Por eso, para moverse en la oscuridad, fue escogida una
mano muy negra, que pasaría inadvertida en las noches sin luna de febrero y
marzo.