Por José
Miguel Cobián
Los arranques tuvieron características muy
diferentes. Lamentablemente no me enteré cómo fue el Cuitláhuac García de Morena, ni de Alba Leonila del PT,
ni del sr. Vázquez. Así que sólo puedo
opinar sobre los arranques de Juan Bueno Torio, Héctor Yunes Landa y Miguel
Ángel Yunes Linares. Y que conste mi estimado Al Shebel, sólo desde mi
perspectiva de absoluto desconocedor de las artes de la política.
El arranque de Juan Bueno Torio fue muy
discreto, en Tehuipango, uno de los municipios más pobres del país, y por ello,
muy significativo, pues supongo que el mensaje que envió fue el de preocuparse
por los que menos tienen y en particular si son indígenas, con más razón. Te cuento que el equipo de comunicación de
Juan Bueno está atento a enviar informes vía las redes sociales, usar
periscope, pero los veo con las mismas tácticas
de comunicación que usaban cuando Juan era senador y cuando era
diputado, por ello pienso que tiene áreas de oportunidad para encontrar nuevas
vías de comunicación con sus electores. Tienen la ventaja de que hoy no es el puntero,
así que los ataques buenos y malos, por arriba y por debajo de la mesa casi no
lo tocan, mientras que los equipos de los primos se están dando con todo.
El arranque de Héctor Yunes Landa me
pareció muy al estilo del PRI de siempre, con camiones de simpatizantes
llegados de muchos lugares, con el fin de arropar el inicio de campaña de
Héctor. Haciendo lo que en el PRI se
considera una demostración de fuerza, pero cubriendo los riesgos de un espacio
abierto y por ello se realizó en un espacio cerrado. Los mensajes de inicio de campaña no han
llegado a la población. Pues mientras sus simpatizantes de vez en cuando leen o
escuchan los mensajes de Héctor, el resto de la población simplemente los
ignora. Esto le genera un área de
oportunidad a su equipo de comunicación para mejorar y encontrar mejores vías
para poder hacer llegar el mensaje de Héctor a los votantes indecisos, que es a
los que debe enfocarse, para atraer más simpatizantes, pues queda claro que el
voto duro no es suficiente ni para él ni para Miguel Ángel para llevarse el
triunfo.
Una oportunidad desaprovechada fue la
reunión con los ex rectores de la UV, pues desde el punto político fue genial,
pero una vez más el equipo de comunicación tuvo fallas garrafales, y en lugar
de expresar la opinión de los ex rectores sobre la candidatura de Héctor, se
dedicaron a promover lo que Héctor dijo, que como ya dijimos no llega ni le
interesa un enorme sector de la población, a la que hasta hoy no han sabido
atraer.
Héctor también se desmarcó de todos sus
rivales, expresando en los medios de comunicación escrita más importantes del
estado, sus propuestas más importantes, y generales (gracias a Dios), es decir,
se etiqueta como un hombre de propuestas en contraste con la confrontación que
presenta Miguel Ángel. Lamentablemente
la mayoría de los ciudadanos vieron las dos páginas en los periódicos y les
dieron la vuelta, sin leer ni una de ellas.
Es decir, la comunicación una vez más está fallando, como si el equipo
no conociera la forma de ser y pensar de los veracruzanos, regresando a
prácticas que no han funcionado en el estado.
En el caso de Miguel Ángel, creo que se
llevó el primer día de campaña sin lugar a dudas, y esto fue por varias
razones. La primera es que hizo lo que
tenía que hacer, lo que le ha funcionado con la opinión pública y además lo
comunicó muy bien. En esta lucha de
lograr una buena percepción por parte del electorado, dieron clase de cómo
hacer las cosas. Recordemos que las
elecciones no las gana ni el mejor ni el peor candidato, ni el más preparado,
ni el menos preparado, ni el más honrado o el menos honrado. Las elecciones las gana aquél candidato que
logra posicionarse en la percepción del electorado, como el mejor,
independientemente de que lo sea o no.
Es decir, el día de hoy gana las elecciones aquél candidato que mejor
organizado esté, que tenga menor tiempo de respuesta y el mejor equipo de
comunicación, además de conocer el estado a fondo.
Mi tocayo (así me dice Miguel Ángel cuando
esta de malas conmigo), inició su campaña en un lugar abierto, congregando a
una buena cantidad de gente, se arriesgó y le dio resultado. Pero llegó con aire de triunfador, porque su
primer acto de campaña fue denunciar al gobernador Duarte ante las instancias
legales correspondientes, estrategia que le ha dado muchos frutos desde mucho
antes de iniciar esta, su segunda campaña por la gubernatura. Hoy todavía no sabemos si tiene o no tiene
sustento su denuncia, y si será aceptada o rechazada, pero el efecto mediático
es impresionante. Él y su equipo, más el
equipo del gobernador, se han encargado (cada quien por su lado) de exacerbar
el disgusto de un amplio sector de veracruzanos en contra de la actual administración. Con lo cual la denuncia hace sentir a ese
elector enojado, que Miguel Ángel va en serio y que lo que ha dicho y ofrecido
lo pretende cumplir. Responde además a
aquéllos como yo, que le reclamábamos que si tenía pruebas las presentara, y si
no las tenía mejor dejara esa estrategia.
Adicionalmente, en las cabeceras
distritales y en algunas otras cabeceras municipales el PAN realizó actos de
inicio de campaña, sin el candidato a gobernador, algunos con mayor éxito y
otros muy modestos, pero hicieron sentir que su candidato cuenta con el apoyo
de la mayoría de los miembros de su partido en el estado. Lo acuerparon, y poca o mucha que haya sido
la participación azul, fue significativa porque del otro lado (con Héctor) la
percepción es de un candidato solitario, sin el apoyo de su partido.
Por último quedó claro que el equipo azul
está en todo, una vez realizada la reunión con los ex rectores por parte de
Héctor, de inmediato hubo reacciones en los medios electrónicos, descalificando
las opiniones de algunos de ellos, como Arias Lovillo, por ejemplo. Lo cual significa que el propio equipo de
Miguel Ángel entendió la importancia de esa reunión de su contrincante, y la
comenzaron a nulificar, sin que el equipo del contrincante se hubiera enterado
de la importancia de la misma. Eso mide
la calidad y capacidad de cada uno de los equipos de comunicación
estratégica. Uno, el azul, nota que algo
puede afectar a su candidato y de inmediato busca neutralizar o minimizar el
daño, mientras que el otro, el rojo, ni siquiera se entera de los beneficios
que puede tener ese mismo algo. Y esa
diferencia, puede marcar también el destino de la elección. Un candidato metido en todo en su campaña, y
el otro dejando que terceros tomen decisiones.
¿Será que eso también demuestra el interés que cada uno tiene en ser
gobernador?
Así, mi querido Al Shebel es como te puedo
resumir mi opinión sobre el primer día de campañas. El segundo estuvo más sabroso, pero eso, eso
es otra historia.