Triunfa una vez más en la concordia Pablo Hermoso de Mendoza al cortar 4 orejas y un rabo.
Por: Hugo Sánchez Márquez
Orizaba Ver.- El mejor
rejoneador del mundo, Pablo Hermoso de Mendoza dejo ver rejoneo de gran categoría y consiguió un rabo y cuatro orejas volviendo
asi al coso de la avenida colon, plaza donde cayó de pie Luis Pimentel originario de
Tlaxcala, el cual mostro mucho valor y se llevo un apéndice.
Al orgullo de Marialba, le correspondieron los astados de la ganadería
de de Bernaldo de Quirós. Con su primer burel,
de nombre “Bésame Mucho”, Hermoso de Mendoza,
como siempre salió muy acertado, toreó a la grupa, de cerca a redondel, realizo vueltas y puso quieto al toro.
Se presentaron los Forcados de Querétaro y una vez más lucio con las cortas, rejón de muerte bien acertado fulminándolo,
suficiente para que el juez de plaza
Alberto Vásquez, lo premiara con dos orejas.
En su segundo turno nombrado, San Valentín, el Navarro hizo
rejoneo de categoría con alta escuela y estuvo muy atinado. Se pulió con las cortas, una rosa encajada al segundo turno y otra vez fue mortal con el rejón de muerte.
Pablo ofreció clases en vivo a los
rejoneadores Mexicanos Horacio Casa y Luis Pimentel.
Ante la algarabía de la fanaticada
y sin pensarlo mucho, el juez otorga dos orejas más, y al sentir la presión del
respetable también le otorga el rabo. Al tiempo que una parte del graderío
comenzó la rechifla por sentir que la autoridad se voló la barda con ese
premio.
En tanto que, Luis Pimentel demostró ser valiente. A él y a Horacio
Casas les tocaron toros de Puerta Grande, el primero de nombrado “Barrañón” (en honor al gran conocedor
Taurino Juan José Barrañón (Q.E.P.D.)
Con él se dejó sentir a la grupa, creando sensaciones con peligrosas y ajustadas
piruetas. Muy atractivas y riesgosas. Participaciones de los Forcados Querétaronos y en el último
tercio, se equivoco con el rejón de
muerte, el toro escupió al primer intento pero el segundo fue muy certero,
consiguiendo asi su primer oreja.
Posteriormente, con “Cupido”, se vio todavía más atrevido y mucho más
suelto, con gran confianza y contagió
alegría. Puso al violín, fue preciso con
las cortas errando a la hora del acero
de muerte. Otra vez, Alberto Vázquez cedió al reclamo del público y le concedió
un apéndice.
Al término de la corrida, Luis Pimentel señalo que en ocasiones
arriesga de más a sus equinos, algo que
disfruta mucho por tratarse de implantar su propia forma de Rejonear.