Crónicas urgentes
Día
del trabajo, herida que sangra
Claudia
Constantino
En memoria de María Teresa, mi madre
Sin
duda, uno de los mayores daños que han causado las reformas estructurales del
presidente Enrique Peña Nieto, ha sido contra la clase trabajadora de México.
La reforma energética sumó más de diez mil empleados despedidos de PEMEX; en la
CFE son incontables, debido a la opacidad de la información y al maquillaje de
las cifras en nombre de la “modernización del sector energético”.
La reforma educativa ha hecho lo
suyo; los cambios en las leyes laborales han vuelto práctica
extendida los bajos salarios, la falta de prestaciones y las contrataciones por
obra o tiempo determinado, que evitan que los trabajadores creen antigüedad y,
con ello, tengan derecho a pensiones o liquidaciones, todo con la complicidad
de los líderes sindicales de dichas paraestatales.
En Veracruz, este día,
vimos al gobernador Miguel Ángel Yunes encabezar el contingente de casi sesenta
mil trabajadores sindicalizados que marcharon por las principales calles del
centro de la capital del estado. Tras ello, anunciaba que: “dada la situación
financiera que enfrentamos, y que es por todos conocida, el gobierno del estado
no está en posibilidad de crear más fuentes de trabajo, pero lo que sí procuraremos
será fomentar el regreso de inversionistas”.
El ejecutivo estatal evitó
mencionar a todos los veracruzanos que votaron por él, por el cambio prometido
durante su campaña, y que hoy no tienen trabajo, porque fueron despedidos en su
administración. Tampoco aludió a todas las familias veracruzanas afectadas por
el desplazamiento del personal que fue reemplazado por “su equipo”, llegado de
otras entidades.
No dijo cómo
podrían ser atraídas nuevas inversiones que detonen el empleo en Veracruz, a
pesar de la escalada de violencia consignada en medios estatales, pero sobre
todo en los nacionales, y que ha colocado a Veracruz en los primeros sitios de
peligrosidad en lo que va de 2017.
Las campañas
políticas de los aspirantes a ocupar las presidencias municipales de los 212
municipios de la entidad comienzan mañana. El del empleo tendrá que ser sin
duda uno de los temas infaltables en las propuestas municipales, pero se
requerirá mucha imaginación y talento para proponer soluciones a este grave
problema que azota a los veracruzanos.
El discurso político
se ve rebasado por la realidad. La realidad es que el comercio informal, esa
economía alterna que permite la supervivencia de miles de familias, no sólo en
el estado, sino en todo México, es hoy por hoy la única alternativa al alcance
de cada vez más familias. Sin embargo, leemos declaraciones como la que daba
hoy el presidente municipal de Xalapa, Américo Zúñiga, al término del desfile
por el Día del Trabajo en que advertía: “no vamos a ceder ante la insistencia
del comercio informal, nos hemos propuesto el ordenamiento del comercio en
varias zonas de Xalapa e insistiremos en ello, con firmeza”.
El del empleo es uno de los temas
torales del país, una herida abierta que sangra cada
día, ante la mirada impasible de los políticos de todos los niveles. Es un
asunto que los ha rebasado. La necesidad de supervivencia de los mexicanos
bordea la vida política y se resuelve en la calle, con base en ingenio,
solidaridad, tesón y un tejido social que permite a miles de desempleados tener
una actividad que les permita cubrir sus necesidades básicas.
Para miles de trabajadores
mexicanos, este primero de mayo no hay nada que celebrar; para miles de
desempleados, menos. El tema es una asignatura pendiente, no sólo
para la clase política, sino para la sociedad entera. Es tiempo de elecciones.
Es tiempo de protestas. Es tiempo de exigir. Es tiempo de resistencia. De
encaminar un cambio. Es hora de la ciudadanía. Es hora de trabajar.
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