El Baldón: PGR Politizada
Por José Miguel Cobián
El affaire de los tres ex
gobernadores de Mataulipas (perdón, Tamaulipas), ha dejado en entredicho una
institución que ya de por sí es poco confiable para los mexicanos: La
Procuraduría General de la República.
El titular es denominado también
¨El Abogado de la Nación¨. Título que en sí mismo lleva todo el honor que el
cargo otorga a quien lo desempeña correctamente. Lamentablemente en estos tiempos de trampas
electorales, la procuradora se ha convertido en lo que en realidad es, pero que
debería de ocultar a ojos de la opinión pública. La empleada de un presidente en campaña.
Cuando surge la filtración de
una investigación que por ley debe conservar la secrecía y reserva, nadie
percibió esa falta a la legalidad, todos nos fuimos con la idea de que
seguramente algo malo habían hecho los tres, pues no hay mexicano vivo que crea
que un ex gobernador no tenga cola que le pisen. Posteriormente nos enteramos de que no había
ninguna restricción para que salieran del país, pero tardaron en la PGR más de
diez horas en hacer la aclaración y mientras tanto, todo México creyendo que
prácticamente había orden de aprehensión y que sería un sonado caso en la lucha
contra la corrupción… Hasta ese momento todavía México consideraba culpables a
los tres ex gobernadores, de algún delito, pues no se sabía nada, salvo que la
averiguación previa la tenía la SIEDO, la subprocuraduría de investigación
especializada en delincuencia organizada. Ergo, se les acusa de algún delito de
delincuencia organizada.
Al final de la telenovela, nos
enteramos de que no había ninguna orden restrictiva para que los tres ex
gobernadores salieran del país, y que sólo había una petición para informar de
sus salidas y entradas al país por vía aérea.
Hay que aclarar que el gobierno mexicano prácticamente no tiene ningún
control sobre quienes entran y salen por vía terrestre, y estos tres ex
gobernantes lo fueron de un estado que hace frontera con Texas, así que salir y
entrar por vía terrestre, implica una investigación incompleta por parte de la
SIEDO, de sus salidas y entradas a y del extranjero.
La conclusión fue clara, había
que soltar un rumor, violando la ley y la secrecía, informando a estos tres ex
gobernadores y a cuarenta personas más, que desde 2009 están siendo
investigados. La PGR queda en entredicho por violar la ley y por la lentitud en
llevar a cabo una investigación en un país que exige justicia pronta y
expedita. Los investigados están enterados y pueden ampararse, investigar de
qué se trata y protegerse de cualquier acción de la justicia. El tricolor puede
acusar con pruebas como ésta, que se está judicializando el proceso electoral,
y la población se siente una vez más, engañada por una institución federal.
Si recordamos el caso de Hank
cuando fue detenido y luego exonerado, y muchos otros casos más, notamos que la
justicia anda muy mal en México. Se hace
uso de ella con fines electorales, y ya en varias ocasiones se ha ganado una
elección gracias a denostar a un candidato, al que días después de la elección
se le dice públicamente ¨usted disculpe, está limpio. Adiós¨. Pero mientras, la ingenua opinión pública se
tragó el engaño y no votó por él.
Acción Nacional acusó durante
muchos años al PRI de usar todo el aparato del estado para violentar la
voluntad ciudadana, y ganar las elecciones, a pesar de que los ciudadanos no lo
desearan así. Hoy vemos al PAN actuando
peor que el PRI en sus peores días. Y lo más grave no es que usen a Sedesol, ni
a la PGR, ni a las demás instancias de gobierno federales. Lo peor, no sólo
ante los mexicanos sino ante el mundo, es querer mezclar narco y elecciones.
Recordemos Michoacán: Mientras la Cocoa Calderón pensaba que ganaría la
elección, mencionaba que todo estaba listo para elecciones limpias. En el
momento en que pierde la elección, de un segundo a otro cambia su discurso, y
afirma que el narco intervino. Aquí la
pregunta obligada es: ¿será verdad? Y en seguida ¿Por qué no lo denunció desde
antes y sólo lo hizo cuando perdió? Será
que si gana el PAN las elecciones son limpias y si pierde, hay que buscar
cualquier tipo de pretextos, incluso aquéllos que dañen al propio presidente y
a su partido, porque es claro que en Michoacán comenzó la guerra de Calderón
contra el crimen organizado, y a casi seis años de su inicio, todavía no puede
ganar esa guerra ni siquiera en su estado natal.
Demasiado difícil la elección de
julio como para que desde las alturas de los Pinos se enrarezca aún más el
ambiente. Habría que recordar dos cosas, una es la tradición democrática de
acción nacional, y la posible traición a sus más caras tradiciones a cambio de
conservar el poder, y la otra la promesa del presidente en la tumba de su
padre, de no entregar el poder al tricolor.
¿Acaso todo vale en el afán de
conservar el poder, aún por encima de la imagen del país, y la seguridad y el
bienestar de los propios ciudadanos? Este humilde escribidor espera que a pesar
de la compra de votos, el abstencionismo y el voto duro de cada partido, gane
la mejor opción para México, con claridad, transparencia y algo de honestidad,
pensando en el bien común o en el bien de todos.